viernes, 16 de abril de 2010

Mayra Montero y la literatura Antillana

Las voces del texto como representación de formas ideológicas opuestas entre el discurso religioso y el científico en Tú, la oscuridad de Mayra Montero.


La búsqueda de una rana peculiar, grenouille du sang en extinción de la región haitiana funciona como pretexto narrativo en la trama de la novela. Dicho pretexto opera en el texto superponiendo las voces de los personajes, produciendo distanciamiento entre sí por operar con discursos de opuestas procedencias: la voz de la tradición de la sabiduría popular haitiana encarnada en Thierry y la voz de la ciencia moderna en Víctor.
La organización narrativa se compone de pequeños microrelatos que potencian los mayores. Así los relatos de Thierry sobre la naturaleza haitiana le sirven para narrar sus experiencias personales, en él está la necesidad de desarrollar la memoria, volver al pasado para reconocer el presente, su pasado funciona como una profecía de los tiempos por devenir.
El discurso de Thierry está entre lo bíblico y lo sagrado, toda la realidad del texto está recubierta por un manto sacro que se manifiesta en el pensamiento habitual de él como haitiano, su vida esta contaminada por el vudú de la sociedad secreta de Abakua y detrás de todo esto esta el conflicto personal como hombre que busca su destino y que sólo puede alcanzarlo al escuchar la voz del más allá de Ganhesa, “tú la oscuridad que envuelve el espíritu de aquellos que ignoran tú gloria”. La personalidad de Thierry y su palabra permiten reconocer la importancia de la religión en la vida haitiana, lo sagrado imprime su ritmo en todas las actividades humanas. Su vida bajo la tutela de los cultos sincréticos envuelve su destino en un misterio que solo puede ser develado por el desandar de sus pasos.
La naturaleza es sagrada y no debe ser ultrajada por ello los consejos de Thierry a Víctor: “Vaya y recoja sus ranitas, no le digo que no, pero cuídese de mirar el ojo de agua, o de pararse para saludar a la mujer que tiende la ropa en la orilla. La mujer es negra, pero los hijitos pueden ser mulatos. Si lo llaman, cállese y apriete el paso, que esa no es gente de ese mundo. En cambio, si ve un aura tiñosa, salúdela enseguida, dígale kolé kolé yo la, repítalo tres veces y persígnese en nombre de Dios.”
La medicina y ciencia moderna representada en la figura del herpetólogo Víctor y la magia, hechicería, saberes populares, tradiciones y religión de Thierry, actúan en conjunto como la posibilidad de generar un relato que se desarrolla por oposición de saberes y de tiempos, la modernidad del pensamiento racionalista en oposición al conocimiento místico-religioso de las sociedades antiguas que conforman un cronotopo.
La palabra dotada de ficción, fantasía que produce la sensación de lo maravilloso, en el sentido de pertenencia de lugar, suenan en la voz de Thierry como un eco de la naturaleza en estado de exuberancia, su hablar produce una exaltación de su espíritu por efecto de lo real-maravilloso que se contrapone al dialogo racional de Víctor.
La trama novelística confronta los saberes científicos que son igualados o superados por la sabiduría de la medicina natural, la otra forma de conocimiento mágico del curandero (pwazon rat), Divoine Joseph: “Me recetó un menjunje para tomar y otro para untarme entre las piernas. [...] Papá Crapaud también se puso muy enfermo, le pedí que se dejara curar por Divoine Joseph, pero no quiso, prefirió llamar a un médico de Port-au-Prince, un doctor blanco y sin ninguna malicia, que lo estuvo inyectando durante mucho tiempo sin llegarlo a curar del todo.”
Thierry comprende las circunstancias naturales alejado de cualquier explicación científica, su cultura “esta constituida por una red de subcódigos que se conectan a las cosmogonías, a los bestiarios míticos, a las farmacopeas olvidadas, a los oráculos, a los rituales profundos ...” que le permite comprender su mundo por medio de los mitos como: “Damballah es una deidad callada, el único dios mudo del panteón. La canción dice así: “Dale, sapo, tú voz a la serpiente, las ranas te mostrarán la ruta de la luna, cuando Damballah quiera, comenzará la gran huida. [...] Ya empezó la gran huida –recalcó–. Ustedes (dirigiéndose a Víctor y a los científicos) se inventan excusas: la lluvia ácida, los herbicidas, la deforestación. Pero las ranas desaparecen de lugares donde no ha habido nada de eso” . Los dioses pueden ser los causales de la desaparición de las ranas y ser una razón fidedigna para su conocimiento del mundo natural: “Dicen que Agwé Taroyo, el dios de las aguas, ha llamado a las ranas para que se vayan por un tiempo al fondo”
La cultura de Haití está fuertemente reflejada en las páginas de la novela, así la autora introduce diferentes temáticas como las sociedades secretas y la zombización que funcionan como improntas muy fuertes en la trama por intermedio de la figura de Thierry, que por ejemplo, sufre la muerte de su padre en manos de una vieja sacerdotisa-zombie, llamada Romaine La Prophetesse.
Los blancos poseedores de la ciencia moderna se oponen a los negros con sus saberes tradicionales: hechizería, magia, zombificación, mitos, quienes tienen un apego estricto en las leyes de la naturaleza. La figura de Ogé, personaje de Carpentier ilumina en este respecto, él como médico negro no puede curar al enfermo sino quema la planta que es el doble y que le robaba energías al hombre
Si bien, la oposición de saberes es una evidencia muy marcada en el argumento, los conocimientos en términos antropológicos no serian tan antagónicos como lo define Levi Strauss: “... se comprende que el pensamiento mítico, aunque esté enviscado en las imágenes, puede ser generalizador, y por lo tanto científico...”
La palabra del enunciador negro que no se presenta como negro y se enuncia cuando él dice que no le gustan los blancos está impregnada de la reivindicación cultural de la negritud, en dos momentos se observa esta consideración, uno al hablar del médico blanco poseedor de los saberes científicos occidentales que no puede curar a su enfermo, y después cuando él sube a las montañas a buscar a la mujer blanca extraviada, él hace juicios de valor sobre esos casos concretos que emanan de su ideología.
La organización discursiva del texto se representa como el ritmo de la subjetividad que emana de la oralidad de Thierry y que obedece a su individualidad como comunidad en la que describe su visión del mundo haitiano. La formula de enunciación en 1º persona denota la oralidad que incorpora el texto, el grabador lo pone Víctor para captar el mensaje oral de Thierry. Un ritmo que procede del entorno natural y que pauta la existencia cotidiana: “Las regularidades que muestra la cultura del Caribe parten de su intención de releer (reescribir) la marcha de la naturaleza en términos de ritmos...”
El texto esta produciendo un doble movimiento de efecto sobre el lector que otorga la posibilidad de realizar dos tipos de lecturas como expresó Antonio Benítez Rojo: “Así, el texto caribeño es excesivo, denso, uncanny, asimétrico, entrópico, hermético, pues, a la manera de un zoológico o bestiario, abre sus puertas a dos grandes órdenes de lecturas: una de orden secundario, epistemológica, profana, diurna y referida a Occidente –al mundo de afuera-, donde el texto se desenrosca y se agita como un animal fabuloso para ser objeto de conocimiento y de deseo; otra de orden principal, teleologica, ritual, nocturna y revertida al propio Caribe, donde el texto despliega su monstruosidad bisexual de esfinge hacia el vacío de su imposible origen, y sueña que lo incorpore y que es incorporado por éste.”
La personalidad de Thierry es una evidencia de que lo sagrado encauza toda la vida cotidiana haitiana, descendencia cultural africana que arribo con los primeros exclavos llegados a la isla y cuyo comportamiento se entiende como: “la religión en el Africa negra es cosa que pueda separarse del conocimiento, de la política, de la economía, de lo social o de lo cultural; no es posible siquiera distinguirla de la historia, puesto que ella misma es la historia; se trata de un discurso que permea toda la humana e interfiere en todas las prácticas. En Africa negra la religión es todo, y a la vez nada puesto que no es posible aislarla del mundo de los fenómenos ni tampoco del ser”.
Por ultimo, el texto posee pequeñas crónicas periodísticas de tenor científico que funcionan como pausas entre los capítulos y al mismo tiempo generan tensión en el receptor por la negatividad de sus expresiones cargan al relato de incertidumbre, el suspenso por la búsqueda de la rana Eleutherodactilus sanguineus. La naturaleza de su escritura, fuentes que emanan de la ciencia producen el extrañamiento en el relato al interrumpir y distanciarse de la oralidad del relato de tú, la oscuridad que emana de la voz de Thierry.

No hay comentarios:

Publicar un comentario