domingo, 18 de abril de 2010

David Viñas y la escritura de su Prontuario


El “diccionario” y las “fichas” como matrices formales e ideológicas de la ciudad escrita en Prontuario, de David Viñas.

Prontuario se presenta como la posibilidad de recuperar un pasado fragmentario y perdido; el personaje principal recibe el encargo de elaborar un diccionario atípico de Buenos Aires. Tarea que lo lleva a acumular datos, imágenes fotos. Así los acontecimientos se organizan temporalmente bajo la intención de reconstruir un pasado olvidado, extraviado, tarea está que ofrece la posibilidad de recuperación de la memoria. Está  reconstrucción de los sucesos dan cuenta de una destrucción que se operó como el origen de esta tarea de reunir, hurgar y ordenar.
Se parte de una incapacidad de reconocer el pasado originado el mecanismo opresivo de un sistema gubernamental dictatorial. La búsqueda se organiza en dos planos paralelos, dos prontuarios. Uno es el de la ciudad, que aparece ordenado bajo la serie titulada “Oficio” y “Al margen”, diario personal en donde Cayro anota la marcha del trabajo y otras cuestiones relacionadas a su vida cotidiana. Ambas series están en bastardillas que son palabras citadas y mientras en Tábano y Reñidero componen otro prontuario, el del protagonista presentado como un largo diálogo con su amigo Pfister. De estas series se destacan dos: “Potreros” y “Tres chimeneas”, series que se relacionan con el  mundo gauchesco, simbolizado por el abuelo Antonio J. Cairo, hombre de caballo y también el de los gauchos judios representado en el tío Yébel, sastre y lector de literatura anarquista, ex saltimbanqui, cantante de varieté y actor.
La estética literaria de la obra esta sustentada en una técnica de superposición imágenes, hechos que producen un quiebre narrativo, una evidente digresión, la mezcla de texturas opuestas y discursos que no se pueden soldar entre sí. Esta recreación del conflicto convertido en recurso literario que motiva la complicidad del lector quien debe reunir, unir los fragmentos o series, “fragmentario todo, obligando a una lectura a los tropiezos, no cabe otra posibilidad que dejarse llevar por la música bronca de la voz de Viñas y su trabajo con el montaje, el corte, las subidas y bajadas de tonos y de velocidad, la interrupción, esos monosílabos que dicen mucho más que una frase.”[1]
Ramón J. Cayro compila  con la pasión totalizadora del enciclopedista, las distintas fichas que por continuidad y yuxtaposición entre sí permite el armado de la diversidad contradictoria de Buenos Aires. Esta tarea propone retrotraerse a los años sesenta tardíos, las series operan como la técnica que posibilita la búsqueda y armado de la “Memoria” de la ciudad de Buenos Aires. La puesta en marcha de esta técnica requiere para su puesta en marcha de una erudición por parte de su operador, conocimiento de los estudios literarios. Este operador erudito que es Cayro oficia como el centro de la imputación, por su oficio de pronturiante, de todas las historias. Viñas expone a la Historia no como una simple abstracción sino como objeto propio y específico es el cuerpo, como también lo es la política[2] En esta extenuante tarea de enciclopedista la historia hilvana sus fragmentos reconstruyendo una ciudad perdida por los efectos de la modernidad: “ De las crónicas de Ulrico Schmidl, cap. IX,” la ciudad fortificada, hambre, terraplén y el Riachuelo; lo que se levantaba hoy, se derrumbaba mañana”. “Barro y Sísifo. Ciudad de barro. Ni oro ni piedra. En Buenos Aires no quedan construcciones del siglo XVI; si desde ya , en Lima y en México. ¿La memoria (y el proyecto) argentinos son parecidos a la primera fundación? ¿ En esa ciudad inaugural se prefiguran nuestros olvidos? Barro y memoria.”
En la construcción del Proyecto del “Diccionario del hombre salvaje porteño”  se introducen personajes de la historia argentina y de la literatura: Amalia, Sarmiento, Mansilla que representan una síntesis literaria del pasaje de aldea a ciudad, es decir de la conformación de un estado moderno basado en el proceso de modernidad en la que fue sometida Buenos Aires.
Con esta intención la conformación de las fichas bajo el rotulo de “Oficio” para el diccionario del hombre salvaje porteño permiten traer imágenes fragmentarias del olvido: “lugares de Buenos Aires donde operaba el verdugo o donde se fusilaba.  En la base de la Pirámide se podrían poner placas o pintar los nombres con alquitrán como si fueran grafitis: en este lugar, en 1602, fueron quemadas dos brujas. A lo largo del siglo XVII, según Lafuente Machain cfr.: la mayoría de los llamados ajusticiamientos también se hicieron en la Plaza mayor.”
Y otras fichas que se superponen e hilvanan develando un procedimiento literario como:
 “ Ficha en suspenso, la ciudad antes del Centenario; Buenos Aires capital del modernismo. Serie paralela y contrapuesta al de las cárceles de México a la Patagonia: San Juan de Ulúa, Cayena, Fernando de Noronha...Cárceles anarquismo/rubendarismo y cosmopolitismo. Otra: Buenos Aires en 1900 centro editor privilegiado de revistas con pretensión europea
Ficha azul (1789-1825). Monteagudo Bernardo. Serie: estatuas y jacobinos porteños. ...Avanzó por la vereda de Parque Patricios.[...]
Serie de los teatros argentinos, De la Ranchería al Argentino. ¿ Un grotesco criollo de Santa Juana en la hoguera?
Tatuajes de Buenos Aires, anoté. Dos series posibles: a) desde las primeras  que aparecen en grabados de 1880 y en reproducciones de Los hombres de presa de Drago, hasta llegar, longitudinalmente digamos, hasta 1930. Las posteriores no se exhiben; b) el corte transversal que se puede hacer sobre un solo momento: 1910, por ejemplo; en particular con los de la cárcel de Las Heras.
“De Buenos Aires” –anoté– “se podría hacer un mapa de los barrios y de sus habitantes de acuerdo a los tatuajes del museo. Así por ejemplo: “Pompeya y los añillos, en Mataderos predominan las banderas y los compases; en San Telmo, los volcanes, bailarinas y mayúsculas”
Walsh, Rodolfo (1927-1976): la típica novela victoriana desemboca en el relato policial. Quiero decir Rastignac se prolonga en Sherlok Holmes. Y en Buenos Aires, ... Cómo se mira en Buenos Aires. Cómo hay que mirar a la ciudad.
Serie de los imitadores de Buenos Aires.
Sobre la muerte de un suicida en Puerto Pau. “Eso me dio ánimos y me corrí a París: lo primero que hice en esa localidad fue eludir la colección compatriota: todos acarician un gato medio bizco o toman mate que adquieren en la farmacia más próxima.
Ficha Blanca ¿ Cómo leer La Bolsa?...Y arranca la serie en dirección a la Bolsa: la ciudad como salto cualitativo respecto del tema rural. [...] La bolsa como antecedente mediato de la Ley de Resistencia.
Organización de los lugares principales de la ciudad como en un mapa turístico que nombra los puntos más atractivos de la urbe: “Había cuatro esquinas en la ciudad que nos resultaban sus puntos cardinales: frente al London y La cosechera; era la esquina de vidrio; dos cruces de Florida: Corrientes, uno; y el otro, casi Viamonte. “Trinchera” y “Pucará”, los llamaba Stickson de acuerdo a su propio mapa.”
La reconstrucción de paisajes perdidos por la fuerza de la modernidad, cambios urbanísticos que producen nuevos panoramas arquitectónicos representado por una serie: “La cuidad y los puentes. Serie compuesta por el desaparecido Mercado del Plata: pero yo llegue a conocerlo –Sitckson–  con sus cajones de fruta sobre Carabelas. El Spinetto tenía olor a ratón, y a ferretería el del Montevideo y Sarmiento”. Stikson juraba que él podía orientarse en la ciudad por el olor de los mercados: en el Abasto se trepaba a las escaleras mecánicas y se dejaba llevar hacia el olor; más allá de Plaza Las Heras y pasando el Penal, recuperaba la pólvora... Una colección de mercados es Buenos Aires: en Pompeya, los benteveos que ya son mercancías; en la entrada de Basalvilbaso: también las flores se pagan.”
Los puentes de la ciudad. Una parece una cripta, debajo de Murguiondo y Remolcador; otro tiene las paredes como de corcho, debajo del Tiro Federal....terminó la ficha sobre el nuevo barrio de los armenios.
La ciudad y la poesía: “Buenos Aires la paloma: Montevideo el pichón.Ficha azul”
La ciudad y las perspectivas escasas que ofrece su geografía llana, imposibilidad de registrar una mirada diferente que solo podría salvarse con una mirada desde la altura que produzca así una nueva panorámica: “Otra serie” A esta altura, exactamente, para dar una visión más completa de la ciudad, habría que resolverla como Alberdi mirando a Tucumán desde una montaña.
La ciudad vista desde las alturas ¿ A que se parece esa ciudad que está allá abajo? En el siglo XVI a unos cuantos ranchos de ésos que hace algún croto en los alrededores del albergue. [...] En el siglo XVII. Bien. “Trepamos” La ciudad empieza a ser un damero con el copirait de Amsterdam en el ángulo de abajo; el fuerte es igual a una torre de ajedrez abatida;...
¿ Me trepo al Kavanagh? Hay que lograr un punto que condense todo eso que, ahí abajo, está salpicado.
CIUDAD, INVASIONES Y PESTES” ( ficha violeta)
El trabajo de selección de datos para el diccionario introduce las obras de Arturo Cancela, se alude al segundo y más famoso de sus Tres relatos porteños (1922): “Una semana de holgorio” y luego a Leopoldo Lugones con tres de sus textos, Las industrias de Atenas (1919), El payador (1916) y el Roca (1938). “La elección de un título (Las industrias de Atenas) que guarda una doble alusión al mundo griego y a la ciudad que más interesa, que es la Atenas del Plata, con su consiguiente catálogo de obras sobre la ciudad –va a reforzar una proximidad un deslizamiento[3]
Básicamente, Buenos Aires esta representada bajo dos ejes temporales: una la capital, el centro (en el presente que es la última dictadura militar) y la periferia acampesinada (en el pasado). Cierta similitud con el recorrido borgeano de los arrabales preferido en 1923 al centro de 1969, aunque con una visión muy distinta de la ciudad.
Todas las dicotomías, judío/católico, pasado/presente, ciudad/campo, también otras como historia/ficción, hombre/mujer entran en los márgenes de los papeles que van borroneando el protagonista, porque la estructura de la novela es la de un texto a varias voces, un texto que alterna e intercala –nunca superpone.”[4]



[1] Freidemberg, Daniel. Juntar los restos . Sobre Prontuario de David Viñas.
[2] Grieco y Bavio, Alfredo, Viñas vuelve y vence, Página 12, 4 de Julio de 1993.
[3] Mizraje, María Gabriela, El ojo Mocho, Nº 5, otoño de 1994.
[4] Mizraje, María Gabriela, op. cit.

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